Cada vez es más común que los hijos de 30 años o más sigan viviendo con sus padres sin sentir culpa alguna. El artículo de Mariela Bernardi de Infobae explica a qué se debe este tipo de conducta por parte de los jóvenes y cómo la realidad socioeconómica influye en esta nueva conducta.
“…esta supuesta "comodidad" se paga a un costo muy alto. "El precio es la falta de maduración, de responsabilidad, de crecimiento y de la gratificación que implica conocerse a través del vivir solo o con otra persona, lejos del hogar. Cuando eso sucede, retrasan llevar un adultez activa y siguen siendo 'nenes cómodos' que ahorran y ganan cierto dinero, pero no se hacen cargo de sí mismos", sentencia…”
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